--Nostalgia.
--Es que ellas ambas son putas señora, como su padre-- Joaquín ya había aconsejado a sus hijas en otra entrevista, con envidiable lucidez, “que no se echen un novio como yo. Y que lean, y así nunca estarán solas”.
- La entrañable amistad de Samuel, Tirso, Sergio, Libardo, Diana y Ana Margarita quienes, junto con mi primo Jaime, ahora conformamos el orgulloso “parche Hay”, de renombre internacional e imprescindible para el éxito del festival.
- La amistad de Lalita, a quien le escribí un soneto.
- El privilegio de haber asistido al peor conversatorio concebible sobre una de mis grandes pasiones, “El aforismo: chiquito pero matón”, se titulaba en forma ridícula pero precisa el adefesio: de este show animado por el pseudoaforista Juan Gossaín salió la inspiración para el texto “Ese miedo a desplomarse con todas las palabras”, que no sería mala idea volver a publicar por estos días en Ius Politicum.
- Las largas e inolvidables noches de Quiebracanto y Havana.
- Los amaneceres en nuestra terraza del Hotel Casa Peter.
- La lectura de Fernando Vallejo sobre “los crímenes del cristianismo”, su calidez personal y tez infantil que contrastan en forma inverosímil con la inclemencia de la pluma que le ha valido el título de “Maestro de la injuria”, y un ejemplar autografiado de “La tautología darwiniana”.
- También uno de la recopilación “Poesía” de William Ospina, que me dedicó “en la esperanza de que la poesía se encuentre agazapada en alguno de estos versos” (y sí que lo estaba).
- La Gala de Poesía, donde el encanto de la poeta libanesa Joumana Haddad (y su poesía), se veía opacado por el de la lectora en castellano.
- La música “explosiva” (¡fuego, fuego!) de Bomba Estéreo.
- El concierto en la Plaza de la Aduana de un grupo de nombre raro: “Asian Dub Foundation” (Foundation?! What?!). El Hay se caracteriza por llevar siempre músicos “cultos”, esos de público selecto, tan selecto que nadie los conoce pero con los que una vez allá, por una extraña razón, todos resultan estar familiarizados desde siempre. En cambio yo, que soy inculto por vocación, nunca logro saber de quién se trata y este año no va a ser la excepción, pues ambientan la fiesta los celebérrimos y ecuménicos ¡Manu Dibango! Sí, yo sé que todos los asistentes de este año, salvo yo nuevamente, son fans consagrados de este grupo de “jazz, funk, y elementos tradicionales africanos”, como también sé que en algún momento tendrán que llamar “al” Galy Galiano para por fin bajarle un poco el status al asunto y hacerlo más “incluyente” (así sea solamente por una cuestión de moda, porque ahora lo in es lo “incluyente”).
- También, cómo olvidarlo, una interesante discusión en Café Havana con el mejor columnista de Colombia, sobre el escote de la mejor columnista de Colombia (ver foto infra).
- Y por último, una resaca como de una semana, muy literaria, a mi regreso a Bogotá.
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